El río Pisuerga, nada mas surgir de las entrañas de la tierra en la Cueva del Cobre, configura un precioso valle de estructura triangular, cuyos ángulos lo forman el Pico Tres Mares al norte, Valdecebollas al este y Peña Tremaya al oeste; cumbres todas ellas de las dos sierras que lo encajonan: la Sierra de Peñalabra por el norte, y la Sierra de la Cebollera por el sur.
Repartidas por el fondo del valle se encuentran las localidades de Los Llazos, Tremaya, San Juan de Redondo y Santa María de Redondo, todas ellas pertenecientes al municipio de La Pernía, cuya capital es San Salvador de Cantamuda.
El único acceso al valle se realiza por la carretera PP-2176 que arranca desde la CL-627 de Cervera de Pisuerga a Potes, nada más pasar San Salvador de Cantamuda.
Santa María de Redondo, la localidad situada al fondo del valle, y donde finaliza la carretera, se encuentra situada en las coordenadas: 4º26'04'' Este, y 42º59'24'' Norte. La distancia desde esta localidad hasta Cervera de Pisuerga es de 22 kilómetros, y 130 hasta Palencia.


domingo, 3 de abril de 2011

Leyenda de la Virgen de Viarce

Peñas del Moro
Cruzando el puente sobre el río Pisuerga en Santa María de Redondo, y siguiendo por un camino a la izquierda, a menos de un kilómetro se alzan estas dos imponentes peñas calizas, conocidas como Peñas del Moro, que, a modo de enormes menhires, se yerguen junto a un frondoso bosque de hayas y divididas en su mitad por un estrecho pasadizo que permite una bella ascensión y vista del Valle de los Redondos.
Es en este lugar donde la leyenda cuenta que un pastor de religión musulmana estaba cuidando de las ovejas de su amo en el lugar conocido como Viarce (cuyo significado es camino del castillo, lógico en aquella época, principios del siglo XIII), cuando de repente se desató una fuerte tormenta. Ante la gran cantidad de agua que caía del cielo, el pastor se refugió en una cueva situada en los alrededores, que toma el nombre del lugar.
De repente, cuando esperaba tranquilamente en la cueva a que pasara el chubasco una hermosa mujer se le apareció y le anunció que era una enviada de Dios, habló con él y le convenció de abandonar su fe musulmana y convertirse al cristianismo. Además le encargó una importante misión: peregrinar hasta Roma, donde se bautizaría para regresar después y fundar un monasterio en el lugar de la aparición. Por supuesto, quedó una imagen de la Virgen que sería venerada en ese monasterio.
El moro pidió a su amo de Santa María de Redondo permiso para ir de peregrinación y le fue concedido. Así que durante un año estuvo viajando para llegar a Roma, donde el propio Papa le bautizó con el nombre de Juan Peña, le bendijo y aprobó la fundación del convento en el lugar donde se dio la aparición.
Juan Peña, recién bautizado y cumplió su misión fundando el convento del Corpus Christi, donde depositó la imagen de la Virgen de Viarce, con la condición de que si el monasterio desaparecía, la imagen se llevara al pueblo de Santa María de Redondo. Pero llegado el momento, entre Santa María y el vecino San Juan tuvieron disputas, porque ambos se creían con derechos para albergar la imagen de su venerada Virgen.
En vista de la rivalidad, llegaron a un acuerdo: cada año cambiaría la imagen de pueblo en la fecha de la aparición de la Virgen, el 18 de mayo del año correspondiente. Con este motivo se celebraría una fiesta.
Todos de acuerdo, esperaron el día del cambio y cuando llegó el momento se reunieron en procesión cantando y lanzando alabanzas a Nuestra Señora de Viarce, para bajarla a San Juan. Hacía un día espléndido de mayo, de esos que sólo se dan en primavera por estos lugares, y cuando la comitiva llegaba por "Los Trabaillos", como se conoce al lugar que separa a los pueblos vecinos, el cielo se nubló de repente, se alzó un fuerte viento y se desató una gran tormenta de nieve, viento, lluvia y granizo. Con lo que todos se volvieron para refugiarse en Santa María, y esperar a otro día para el cambio. Fue darse la vuelta, cuando el sol de nuevo apareció en el cielo y cesó la tormenta. En estas condiciones decidieron reanudar la procesión a San Juan, pero de nuevo se repitió el asombroso fenómeno, y el cielo se volvió a cubrir y los rayos y truenos a sonar, con lo que decidieron posponer el acto hasta el año siguiente. Llegada la fecha un año después, de nuevo se repitieron las mismas sorprendentes circunstancias.
En estas circunstancias, todos tuvieron que aceptar que la Virgen de Viarce quería quedarse en su pueblo: SANTA MARÍA DE REDONDO, y la Virgen regresó a los hombros de los mozos del pueblo, mientras las mujeres y los niños hacían un sendero de lirones (narcisos).

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