En Santa María de Redondo,al fundo del valle y en una ladera boscosa, sobre unos hermosos prados regados por el arroyo Lombatero, aparece repentinamente una increíble estratificación de sinclinales y anticlinales, con el aspecto de un mosaico de innumerables materiales, colores y texturas. Es "El Ribero Pintado".
Este capricho natural queda realzado por el robledal que la corona y la vegetación que la enmarca. Geológicamente, será tal vez una formación corriente, pero como espectáculo visual es incomparable. Además se sitúa de cara a un paisaje muy querido de los amantes de la Montaña Palentina: la Sierra de Peña Labra que cierra el panorama en un amplio arco desde el N. al E. El mejor momento del día para apreciar plenamente su colorido será con la luz de la mañana, dada su orientación.